
Sobrevivir a la familia en Navidad
Un tema recurrente en consulta cuando se acercan estas fechas es cómo afrontar a esa parte de la familia que no soportamos o con la que tenemos nuestras diferencias. Las comidas navideñas suelen estar condicionadas socialmente como un evento en el que debe darse paz y amor, cuando los ánimos muchas veces están lejos de ello. Para transitar más fácilmente por esta época he escrito este post.
- Ajusta las expectativas, que no sean ni demasiado altas, esperando que todo resulte perfecto, ni demasiado bajas, ya predispuest@ para el desastre.
- Aparca los problemas hasta después de estas fechas, es probable que haya más personas que las afectadas por tus diferencias, y no tenéis porqué aguarles la fiesta: ya hay 364 días para discutirlo.
- Controla el alcohol, pues mezclados con los recelos, con que las fiestas suelen prolongarse y que probablemente estemos más sensibles puede resultar una bomba de relojería.
- Ten claro que para una discusión hacen falta dos. Ve con ánimo conciliador, y si te sientes atacad@, di algo así como: -estaré encantad@ de tratar ese tema en otra ocasión, éste no es ni el momento ni el lugar apropiado para hacerlo- y no sigas el juego. Decidir tú tu estado de ánimo es una declaración de independencia: “no permito que dependa de los demás, y yo decido como tomarme aquello que me digan”. Para ello observa la situación fríamente, observa al otro y obsérvate a ti mism@ con curiosidad, reconoce las emociones que te está provocando la situación, acéptalas pero responde con consciencia a ellas y no de manera impulsiva.
- Evita cualquier tema que pueda ser ofensivo para los demás: nuestros derechos acaban donde empiezan los de los otros. Ser sincero no es decir todo lo que se piensa, sino no decir nada que no se piense, no es lo mismo.
- Acepta quienes son, no vamos a cambiar a nadie, y ya que has decidido ir, cuanto mejor estés será mejor para ti.