
¿Cómo elegir a un terapeuta on-line?
Realizar terapia on-line ofrece muchas ventajas. Es una forma de mantener la terapia existente sin perder una sesión por un viaje de trabajo o una escapada. También permite elegir a terapeutas que puedan estar lejos de tu lugar de residencia o, si vives en un lugar apartado, te permite incluso hacer la terapia en pijama y desde casa ;-), independientemente del clima, sin perder tiempo en el desplazamiento, así como tener una mayor variedad de terapeutas y horarios.
En mi experiencia como terapeuta on-line, he observado que para según qué tipo de situaciones, te permite abrirte más y compartir cosas que podría resultar mucho más difícil de explicar de estar sentados en la consulta.
Unas preguntas que me realizan muy frecuentemente son:
¿El estar en línea afecta a la calidad de la terapia?
Es evidente que estar de manera virtual afecta de forma diferente que estando presencialmente. Puede, al menos al principio, resultar más “frío”, pero eso solamente ocurre en la primera toma de contacto. Enseguida la interacción toma la misma naturalidad que en una sesión presencial.
Personalmente considero muy útil el poder ver a los clientes en su entorno natural. Cuando una persona viene a consulta, al principio lo hace en “modo educado”, y el “yo real” tarda unas sesiones en salir. En la terapia on-line la persona lo hace desde su ambiente, y muy frecuentemente actúan de manera más natural que como lo harían sentadas en mi sofá. Es decir, se puede perder información del lenguaje corporal, pero se gana desde la posición de poder ver al cliente en su propio espacio y sentirte en “tu territorio”.
¿Qué se debe exigir en un terapeuta en línea?
Las credenciales y la profesionalidad son muy importantes en cualquier experiencia terapéutica, y especialmente para la terapia en línea. Es asombrosa la falta de acreditación de muchas personas que ofrecen “terapia” en línea. No te bases para elegir a un terapeuta por la cantidad de títulos que publique después de su nombre, pues muchos de estos títulos podrían ser certificaciones muy fáciles de obtener, o que no sean relevantes para el ejercicio de su trabajo.
Es frecuente que las personas con menos escrúpulos sean las más propensas a agregar una cadena de títulos confusos después de su nombre que pueden significar nada más que haber realizado un taller de certificación de fin de semana. Las terapias on-line han facilitado que personas sin escrúpulos operen sin una ubicación física o responsabilidad en el mundo real. Lo primero que debes hacer es verificar si el título de la persona está regulado por el Colegio Oficial de Psicólogos del Estado. Pregunta simplemente: “¿Estás inscrito en un Colegio Profesional Oficial? ¿Me puedes dar tu número de colegiado y enviarme un enlace por correo electrónico para verificarlo, por favor?”. Si la persona se pone a la defensiva o te da largas, mi consejo es que lo descartes. Un buen profesional con un alto nivel de experiencia estará encantado de responder a este tipo de preguntas, pues nos protegen a todos del intrusismo que tanto daño hace.
Para finalizar, escucha tu instinto. ¿Resulta fácil realizar la sesión? ¿Está el terapeuta en un lugar tranquilo, privado y profesional o parece estar en su sala de estar? ¿Oyes voces de otras personas de fondo? ¿Está la persona vestida profesionalmente? ¿Han invertido tiempo para asegurarse de que la cámara muestra su cara directamente? Estas cuestiones muestran que el terapeuta es consciente de la necesidad de crear un espacio y una presentación de si mismo donde te puedas sentir cómodo y confiado para relajarte de manera que la terapia sea exitosa para ti.
Si tienes alguna duda sobre cómo elegir un terapeuta en línea, puedes compartirla en la sección de comentarios, comunicarte conmigo por redes sociales o contactar directamente con mi consulta.